“I HAVE BEEN TELLING UNIQUE STORIES FOR THIRTY YEARS, INSPIRING PEOPLE TO PURSUE THEIR DREAMS, AND NOW EMBRACING MY HEARING LOSS”
ADRIANA MOCCIOLA
La Contadora de Historias
Por Guillermo González, periodista
Es muy difícil encontrar a una argentina que come empanadas colombianas, ama el vallenato y se sabe a la perfección los dichos y expresiones típicas de ese país, pero es aún más difícil es encontrar a una productora de televisión que lleve el periodismo tan hondo en sus vísceras…
Los choferes de bus que la transportaron gratis desde su casa en Buenos Aires hacia la Universidad Nacional de La Matanza, a finales de los noventa, no tenían ni idea que en realidad estaban haciendo realidad el sueño de alguien que quería comerse el mundo… Sin un centavo en el bolsillo recorrió miles de kilómetros de ida y vuelta para terminar su aventura académica y empezar otra mucho más brillante…
Los sueños son más difíciles de lograr cuando uno es hijo de un taxista y una costurera que además limpiaba casas. Pero, los periodistas somos así, tercos, testarudos, adictos… En este caso la pobreza no pudo ganarle a las ganas de ser una reportera de la vida, una contadora de historias, una escribana de la realidad…
Oscar y María Luisa, sus padres, hicieron hasta lo imposible para que ella lograra su meta…Y por supuesto que ¡la logró!
El tren de La Matanza
Una vez graduada de periodismo, gracias al tren que la llevaba gratis todos los días a La Matanza, decidió mudarse a Miami. Ya nada la iba a detener. De algo tiene que servir leerse cuanto periódico viejo llegaba a sus manos cuando era niña en su Buenos Aires querido…
La radio fue su primera casa en la Capital del Sol. Supongo que entre las ondas hercianas de RCN y las puertas que le abrió el veterano Carlos Cataño, hubo interminables horas de añoranzas y nostalgias por su familia y su tierra gaucha. Valió la pena, pensaría ella, cambiar la agreste pampa argentina por la siempre impredecible Miami.
Su experiencia en la radio y la televisión argentina, sumada a los deseos incontenibles de devorarse todo lo que contenían sus sueños, pronto la pusieron también en la pantalla chica de la puerta de entrada a los Estados Unidos. De ahí en adelante todo fluyó como ella quería y las nuevas oportunidades profesionales le rondaron una tras otra.
Otra de esas personas que viven la terquedad del periodismo, una de las más veteranas y visionarias figuras de la televisión miamense, la siempre respetada Helga Silva, no tardó en poner sus ojos en la nueva promesa que ya despuntaba con gran éxito. Por eso, hoy es la productora más talentosa y recursiva que he visto. Por eso, siento una mezcla de angustia y deleite cada vez que me propone que trabajemos juntos. Con ella nunca se sabe, puedo terminar metido en un campo de concentración en los Everglades o frente a frente con un asesino que tuvo la frialdad de violar y asesinar a su propia madre adoptiva…
Premios recibidos y regalados
Los siete Emmys y nueve premios de la Associated Press que ha ganado en poco más de una década en los Estados Unidos son sólo un recordatorio de lo buena que es. Y como suele ocurrirle a quienes somos adictos al periodismo, nos sirven para alimentar con morbo el siempre latente ego.
De todas maneras no es fácil nacer en una familia en la que nadie pudo ir a la universidad. De hecho ella fue la primera que logró hacerlo. Imagino que Marcela y Diego, sus dos hermanos, deben sentirse tan orgullosos como sus padres, que hicieron todos los esfuerzos del mundo por sembrar en ella el amor por la lectura y la apoyaron siempre en su idea de convertirse en lo que es hoy, uno de los prospectos más brillantes de la industria de la televisión en el mercado hispano de los Estados Unidos.
Este enorme sacrificio que hizo al llegar al país de sus sueños con 900 dólares en el bolsillo y las maletas cargadas de esperanzas, pronto se vio recompensado. Logró comprar una casa para sus padres y sus hermanos en Argentina. Pero, no sólo hizo eso, hace poco empacó varios de sus Emmys y se los entregó a cada uno en una ceremonia privada en su casa de Buenos Aires, una gala que tuvo un significado mucho más emotivo que aquella en la que los recibió de manos de Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Televisión (NATAS, por sus siglas en inglés).
Espíritu agreste y rebelde
Durante su vertiginosa carrera ha visitado los lugares más recónditos, los que nadie hubiera imaginado visitar. En su larga lista se cuentan a Base Naval de Guantánamo, en Cuba; el llamado “Corredor De La Muerte” que es nada menos que la última residencia privada de quienes están a punto de ser ajusticiados por el sistema penal estadounidense; y, claro, el campo de concentración en el que nos metió a Jesús Diaz, uno de mis camarógrafos favoritos, y a mí, en medio de un espantoso lugar rodeado de serpientes venenosas y lagartos asesinos de 10 pies de longitud.
Japón, Tailandia y Singapur pueden ser destinos insospechados para muchos, pero no para ella. Es sólo una muestra de su espíritu agreste y rebelde. El Campeonato Mundial de Fútbol en Brasil y la Copa América en Chile, son quizás lugares más apropiados para alguien menos arriesgado y allí también llegó, invadida por su otra gran pasión.
Ya en su intimidad, prefiere leer a Haruki Murakami, coleccionar objetos antiguos, comer profiteroles rellenos de chocolate con crema y envolver su exuberante cuerpo gaucho en un vestido hot pink de Max Azria, el mismo que le regaló -después de usarlo en una gala de premios- a una joven desamparada que no tenía dinero para comprar su vestido de graduación.
Lo que nunca he logrado descifrar es quién es el dueño del corazón de esta aventurera de la vida. Ese quizás sea su más preciado secreto.
A propósito, ¡se llama Adriana Mocciola!